Erase una vez un país en el que a pesar de la abundancia de cuentistas el cuento no existía, o no se publicaba, o no se leía, o se menospreciaba. Un país que siempre ha considerado al cuento como un género menor y a su creación como un acto enmascarado de pereza o de cobardía o de inmadurez. Vamos, un país que haciendo oídos sordos a sus propios refranes y proverbios (si breve dos veces bueno) prefería los mamotretos interminables y agotadores a las concisas pinceladas literarias. Un país que había olvidado su propia tradición literaria de lo breve, remontémonos al Conde Lucanor, y en el que se aseguraba, desde el marketing editorial, que no había lectores para tan minúsculo género, que aquello, esas cositas, podían funcionar en otras latitudes, pero no en la vetusta España. Sin embargo, en esto de la literatura, como en el resto de las cosas, todo es cíclico y lo que hoy obtiene el favor de los lectores, me refiero al favor monetario, a las ventas, mañana cae en el ostracismo más injusto, y al contrario, lo que ahora es invisible, marginal, puede convertirse en poco tiempo en el top ten de ventas. Esto es lo que está sucediendo últimamente con el cuento en España. Tras la labor, casi diría la fe, el empeño, de algunas editoriales que llevan años apostando por el cuento (Páginas de espuma) y luchando por hacerse un hueco en el mercado editorial, las grandes, enormes, editoriales hacen sus cuentas, calculan sus porcentajes y comienzan a ver la posibilidad que puede tener dicho género, su rentabilidad. Habrá quien considere este hecho otra muestra más de la miseria y sordidez de eso que últimamente llamamos los mercados, un ejemplo más del eslogan capitalista: vales tanto como puedas vender. Habrá otros a los que nos importará una mierda lo que venda o no venda y simplemente nos gustará la literatura de calidad, breve o extensa, larga o corta. En cualquier caso, es de agradecer que las grandes, enormes, editoriales, siempre voraces, hagan su apuesta por el cuento y en las últimas semanas podamos disfrutar de algunos títulos como: Las fuentes del Nilo (Alfaguara), de Gonzalo Suárez, Nada del otro mundo (Seix Barral), de Antonio Muñoz Molina o Lo más extraño (Alfaguara) de Manuel Rivas.
lunes, 21 de noviembre de 2011
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