jueves, 10 de septiembre de 2009

BOURBON LOWRY


Este verano se ha cumplido el centenario del nacimiento de Malcon Lowry, siempre hay centenarios que celebrar. No sé que bebía exactamente Lowry. Sé que bebía mucho, demasiado, se lo bebía todo. A mí siempre me ha gustado imaginar que bebía bourbon y en mis conversaciones privadas con él, mientras leía Bajo el volcán, me gustaba llamarle Bourbon Lowry. Probablemente habría bebido whisky escocés antes que la variante americana, el esnobismo británico siempre estuvo presente en él, pero su lenguaje es seco y aspero, te entra de golpe, arañándote la garganta y cae a plomo en las entrañas del lector, como un buen bourbon de Luisiana. Sin embargo creo que bebía ginebra y en sus estancias mejicanas le daba por las botellas de mezcal. Hay quien cree que escribía bajo los efectos de la borrachera, sin embargo no era así. De hecho los únicos momentos en los que se encontraba sobrio eran aquellos momentos en los que tenía algo que escribir. Cuando se quedó sin nada que contar agarró la botella (de bourbon, de ginebra, de mezcal o de metanol) y ya no la soltó hasta el verano de 1957, cuando el último trago se lo llevo a la tumba. Este sábado le cantaré el cumpleaños feliz, con retraso, y me beberé un traguito de bourbon a su salud.




Tusquets está reeditando las obras de Lowry en bolsillo, lo cual agradecemos los mileuristas del país. Es una buena oportunidad de acercarse a la obra de uno más de los muchos “malditos” del siglo XX.

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