miércoles, 31 de marzo de 2010

DUBLINESCA

Noticias habían llegado, pero uno no terminaba de creérselo; Enrique Vila-Matas abandona la editorial Anagrama y se pasa a Seix Barral. No será cierto, pensaba yo. Ha sido cierto. No era la editorial con la que empezó, su primera novela; Mujer en el espejo contemplando el paisaje, fue publicada por Tusquets (1973), sin embargo desde Impostura, Anagrama (1984), se convirtió en el autor emblema de la editorial. Algo habrá pasado para que Vila-Matas abandone el imperio de Herralde (Prisa) y se pase al Supra Imperio Planeta. Hay chismes y cotilleos, hay malas lenguas y se dicen todas las maldades del mundo, pero cualquiera sabe… La nueva novela tránsfuga de Vila-Matas se titula Dublinesca y, casualmente, habla de un editor que nada tiene que ver con Herralde, nada que ver, nada de nada… No la he podido leer, mi situación de nimileurista no me ha permitido, todavía, adquirir la novela, aunque he leído todas las entrevistas, reales y ficticias, que le han hecho a Vila-Matas con motivo de su última publicación y en todas estas entrevistas, reales y ficticias, se asegura que el personaje llamado Samuel Riba no es Herralde. Será cierto. Espero leerla pronto y poder comprobarlo, mientras tanto admito que me corroe cierta curiosidad, cierto instinto cotilla, una insuperable tentación por el chismorreo… ¿Qué habrá pasado entre el caballero andante Vila-Matas y el malvado Herralde? ¿Quién le puso los cuernos a quién? (Publique donde publique, aunque sea con fotocopias mal grapadas, yo siempre leeré a Vila-Matas).

martes, 16 de marzo de 2010

VISIONES ARQUITECTÓNICAS

Del mismo modo que sucede con la fisionomía de los personajes cada lector reconstruye los espacios que el autor le presenta en el texto. Paisajes, edificios, diversas construcciones y un sinfín de elementos arquitectónicos son procesados, a través de la lectura, por nuestro cerebro y somos capaces de visualizarlos recreando el escenario. Esta construcción es, evidentemente, subjetiva y única. La imagen mental que yo tengo de Comala nada tiene que ver con la de cualquier otro lector de Pedro Páramo y mucho menos con la que el propio Juan Rulfo tuvo al describirla. Los datos objetivos se encuentran en el texto, pero la interpretación individual de estos datos es lo que confiere a la narrativa y a toda la literatura en general un carácter mágico. El Círculo de Bellas Artes presenta una exposición sobre estos espacios narrativos; ARQUITECTURA ESCRITA. Numerosas maquetas realizadas por alumnos de Arquitectura de diferentes universidades recrean escenarios literarios. En algunos casos, como sucede con La casa de Bernarda Alba, hay visiones opuestas de un mismo espacio, lo cual ratifica, una vez más, aquello de que hay tantas versiones de una misma obra literaria como lectores. Platón, Dickens, Borges, Lorca, Bran Stroker y otros muchos autores sirven de inspiración para estos futuros arquitectos. Hay algún caso enigmático, como el de Betusta, escenario de La Regenta de Leopoldo Alas, cuya recreación o era inexistente (a pesar del cartelito explicativo) o no fui capaz de descubrir y, a nivel personal, se echaba de menos algún que otro escenario de mi particular mitología literaria como podría ser el caso de Macondo. De todas maneras es una exposición que merece la pena visitar por ser diferente y por confrontar las visualizaciones de cada cual con las de otros lectores sean o no estudiantes de arquitectura.

domingo, 14 de marzo de 2010

TENDRÁ QUE SER ASÍ

"Las cosas podían haber sucedido de cualquier otra manera y, sin embargo, sucedieron así". Con esta frase comienza El camino y en estos días se podría aplicar, para lamentar su muerte, al propio Delibes. Podía no haber muerto nunca o podía haber vivido otros noventa años más, otros veinte al menos. Podía no haber escrito obras tan maravillosas como Cinco horas con Mario o Los santos inocentes y, sin embargo, las escribió. Creo que a todos los de mi generación nos obligaron a leer en aquello que se llamaba BUP El camino y Las ratas. Supongo que estas lecturas impuestas habrán causado en más de uno cierta aversión hacia el escritor pucelano. En mi caso no sucedió así. Leer El camino me hizo recordar los años de la infancia más temprana que pasé en un pueblo de León. A mí no me pasaron las cosas que le suceden a Daniel el Mochuelo, aunque si fueron muy parecidas. De esta manera se creó un vínculo muy especial entre mi infancia, la novela El camino y su autor; Miguel Delibes. En el libro Pegar la hebra Delibes comenta ante el fallecimiento de un amigo de su infancia lo siguiente: "Hay un momento en la vida en la que también se mueren los compañeros de escuela, los ingenuos confidentes de la primera edad, como si la muerte, antes de interpelarnos, se complaciera enlutando los más gozosos recuerdos de nuestra infancia. Tendrá que ser así. Adiós, Manolo." Podía haber sido de otra manera, pero tendrá que ser así. Adiós, Miguel.

sábado, 6 de marzo de 2010

ESCRITURA VELOZ

Rápida, veloz, aceleradamente; así tienes que escribir. Te sueltan una frase inicial que no hay por donde agarrarla, te dan un bolígrafo, unos folios y un par de horas. Ese es el mecanismo. Lo denominan certamen de escritura rápida y se celebró ayer, viernes día de 5 de marzo, en Coslada. Es una propuesta curiosa y diferente. ¿Qué eres capaz de escribir en dos horas partiendo de una frase que nada tiene que ver con tu creatividad? No es fácil. El límite de tiempo y un inicio impuesto pesan como una losa, las neuronas se quedan bloqueadas y el reloj no se detiene. No puedes dejar reposar el texto, volver a él pasado un tiempo para ver si sigue funcionando. No puedes elegir el principio, esa primera palabra de todo texto que tanto cuesta encontrar, pero que a su vez marca el resto de la cadena, la totalidad de las oraciones. Si alguien quiere hacer la prueba que ponga el reloj en marcha, ya sabe; ciento veinte segundos y a ver qué sale. La frase inicial, espeluznante frase, fue: “Tiró de mí hacia la oscuridad y ni se me ocurrió siquiera que no podría enseñarme nada en aquella negrura.” ¡Toma ya! Suerte para Conrado y para Andrés. Saludos a Leandro.