El día del libro...No creo que sea el nombre más adecuado para lo que se celebró hace unos días. Yo le llamaría el día las librerías puesto que no se celebra el libro en sí, sino la venta del libro y esto, la venta, se realiza en las librerías. En el día de las librerías los libros se sacan a la calle para que todos veamos que es verdad que los libros existen, no son un objeto tan extraño e incluso un día al año merecen ser sacados a la luz. En el día de las librerías las editoriales se forran, las librerías se forran, algún escritor gana un poco de dinero, las floristerías (especialmente en Cataluña) se forran y algunos incautos caemos en la trampa del 10% y compramos un par de libros. Eso es lo que sucede en el día de las librerías. Eso y que las ventas siguen estando lideradas por los mismos de todos los días: Larsson, Pérez -Reverte, Moccia, María Dueñas, Matilde Asensi y las ediciones de bolsillo de todo tipo que, a precio de ganga, arrasan en el día de las librerías. Este año se han sumado al fenómeno top-ten de ventas todas las novelas del bueno de Miguel Delibes; ya se sabe que no hay como morirse para arrasar en ventas en este país. Por cierto, no he visto en estos puestos callejeros de venta ambulante de libros ni un ejemplar de ninguna de las obras de José Emilio Pacheco y es extraño porque no sé si alguien se ha acordado que en este día del libro o de las librerías o de Miguel de Cervantes, además del negocio, se celebra la entrega del Premio Cervantes. ¿O no?
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