Nabokov no era Humbert Humbert. Tampoco fue nunca Lolita. Nabokov de no haber sido escritor habría sido entomólogo. Seguramente los insectos, en concreto los lepidópteros, perdieron a un gran estudioso de sus diferencias y costumbres, pero los lectores y los aficionados a la escritura ganamos un gran maestro. Nabokov fue un maestro, no por la calidad de sus novelas, que lo es, sino en el sentido estricto del vocablo. Hasta que Kubrick se fijo en Humbert Humbert, Kubrick fue más Humbert Humbert que Nabokov, el exiliado ruso se ganó la vida por medio mundo dando clases de literatura. Hace años que oigo hablar de una edición en inglés en la que se recogen los apuntes y las notas que utilizó Nabokov para preparar sus clases, unas clases a las que sus alumnos llamaban “literatura sucia”. Hace años que oigo hablar de ese libro con envidia, pensando en el día en el que alguien haga una traducción al castellano y así poder leerla sin recurrir permanentemente al Collins. Hace unas semanas mis plegarias han sido escuchadas y Ediciones B en su colección Z de Bolsillo ha sacado dos de los tres tomos de las clases magistrales del genial cazador de mariposas frustrado. La traducción es de Torres Oliver, lo cual ya es suficiente garantía para que me olvide del Collins. El prólogo es de John Updike, quien además de contar con Conejo como consejero tiene la suerte de que su mujer asistió a algunas de las clases “sucias” de Nabokov. Los títulos en los que se publicarán estas lecciones de Vladimir Nabokov serán: Curso de Literatura Europea, Curso de Literatura Rusa y Curso sobre el Quijote. Yo pienso adquirir los tres tomos para mi destartalada biblioteca. Ustedes si quieren hagan lo mismo. O cacen mariposas, que también es bonito.
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