Un
libro, una película, un cómic, una performance, un trauma familiar, unas cartas
del tarot, cualquier excusa es buena para hablar de Jodorowsky, de hecho,
siempre habría que hablar de Jodorowsky. Diego Moldes se ha currado toda una
tesis doctoral para poder hablar de él y ahora Cátedra publica parte de este
trabajo, Alejandro Jodorowsky, se titula. En principio el libro habla del cine del
polifacético artista chileno, intenta centrarse en su filmografía, desde el
punto de vista cronológico hasta el punto de vista semiótico, desde el guión
con antecedentes dadaístas hasta el simbolismo místico, estrenos, censuras, peripecias,
culos beatlelianos, éxitos y fracasos; todo el cine de Alejandro Jodorowsky
queda expuesto en este estupendo trabajo de Diego Moldes. Ahora bien, ¿solo
habla del cine? ¿Es posible hablar del cine Jodorowsky sin hablar de todo lo
demás? Creo que no. Creo que no se puede aplicar el bisturí académico y
diseccionar la parte fílmica del resto de su obra creativa, Diego Moldes ni
siquiera lo intenta, aunque parezca que sí, que únicamente quiere hablar de su
cine, pero no, no lo hace, es imposible. El mismo Jodorowsky escribe el prólogo
del libro y, entre otras alabanzas, felicita a Moldes por haberle mostrado su
propio hígado, una metáfora anatómica que
no es casual porque al igual que la circulación sanguínea depende del hígado,
que filtra y purifica, la obra del chileno parte de un tronco común: sus
vísceras. Jodorowsky es un tipo hiperactivo con pintas de sabio, de maestro
zen, a veces de loco, ese loco que dice las verdades. Ha sido titiritero, mimo,
poeta, actor, inventó las performance antes de que existieran las performances,
se exilio de Chile por motivos artísticos, se hizo francés aunque a veces lo
lamente, fundó el Movimiento Pánico, ha escrito y dirigido obras de teatro,
películas, guiones de cómic, practicó el psicoanálisis, estudió el chamanismo,
echa las cartas en un café de París una tarde a la semana de manera altruista
(aunque avisa de que es incapaz de adivinar el futuro), ha conocido, trabajado
y colaborado con: André Breton, Nicanor Parra, Marcel Marceau, Gaston
Bachelard, Jean Cocteau, Fernando Arrabal, Roland Topor, Erich Fromm, Roman
Polanski, George Harrison, Moebius, Salvador Dali, Pink Floyd, Fellini y otros
muchos más. Alejandro Jodorowsky necesita más que una tesis doctoral de
setecientas páginas, o un libro de quinientas, puede que necesite una
enciclopedia. Así que desde aquí animo a Diego Moldes para que se lance a un
nuevo trabajo de investigación, quizá, tal vez, sobre el cómic del chileno, por
qué no. Cualquier excusa con tal de hablar de Jodorowsky.
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