Leopoldo María Panero, Panero el Loco, Panero el Bueno (para mí), nos mira desde el otro lado de la ventana con ojos desconcertados y turbados. Uno observa la imagen y parece que puede estar encerrado, retenido en alguno de los muchos sanatorios mentales por los que ha deambulado a lo largo de su vida, sin embargo, es al contrario, somos nosotros, los observadores de su locura, los que estamos encerrados en nuestra realidad ficticia, asfixiándonos sin darnos cuenta, dejando que nos mutilen. Esta semana en el suplemento BABELIA de EL PAÍS Mariano de Santa Ana rescata a este loco-cuerdo relatando un breve encuentro en Las Palmas de Gran Canaria donde, por lo visto, parece que vive o sobrevive actualmente el hijo de aquel poeta franquista del que ha heredado el nombre y el apellido. Panero le suelta a De Santa Ana frases como; "en los manicomios está perseguido el ocultismo porque está prohibido el sueño". Me alegra saber que sigue bien Panero el Bueno, que continua con su visión crítica de una realidad que a los mentalmente sanos se nos escapa. Me alegra saber que sigue buscando su Nevermore y que sea así por muchos años, que resista y que nos regale pronto alguno de sus devastadores libros de poemas, que siga soñando, por mucho que prohíban los sueños en los manicomios y en el resto de la sociedad.
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A Panero por desgracia ha acabado por fagocitarle su propia imagen, su otrora calculado o buscado malditismo; para llevarle a ocupar un lugar de mono de circo en numerosos 'eventos' en lugar de un pedestal en la historia de nuestra literatura contemporánea.
ResponderEliminarSu poesía siempre me ha parecido atrozmente lúcida, valiente y fresca, pero qué voy a decir, si es uno de mis poetas fetiche.. Sus frases lapidarias y su impostura además son de lo más divertido y coherente, es no sé si por loco un personaje que se muestra libremente, por eso resulta tan incómodo y peligroso para muchos..
Saludos