martes, 26 de abril de 2011

NO ENMENDEMOS LA PLANA A GONZALO ROJAS


Yo hubiera elegido cualquier otro poema de Gonzalo Rojas, tantos como escribió. Muchos hablan de la muerte y de los muertos, con esa sorna tan particular del poeta chileno. Hubiera elegido: La farsa, Al muerto lo bañaron, Materia de testamento, Cable sin él, Parece que de lo que uno muere es de maniquí, Dado lo extremo de la situación, ¿A qué mentirnos?, Contra vosotros naciendo. O tendría que haber elegido, porque fueron los versos que me descubrieron a su autor: Enigma de la deseosa. Ese tendría que haber sido me discreto homenaje para Gonzalo Rojas. Sin embargo, él ya dejó previsto su epitafio y no seré yo quien le lleve la contraria.


Epitafio

Se dirá en el adiós que amé los pájaros salvajes, el aullido
cerrado ahí, tersa la tabla
de no morir, las flores:
                                          aquí yace
Gonzalo cuando el viento
y unas pobres mujeres lo lloraron.

Historia, musa de la muerteGonzalo Rojas.

viernes, 22 de abril de 2011

LA BIBLIOTECA VILA-MATAS


En Bartleby y compañía Enrique Vila-Matas habla sobre una curiosa biblioteca: la Biblioteca Brautigan, en Burlington, Estados Unidos. Una biblioteca que homenajea a Richard Brautigan, escritor tardío de la generación beat, surrealista y underground, en donde se almacenan manuscritos que hayan sido rechazados por cualquier editorial. Desconozco si esta extravagante biblioteca existe (he intentando localizarla sin éxito para que dieran asilo a un par de novelas que nadie me ha querido publicar) o es una más de las muchas invenciones borgianas del escritor catalán, por más que consulto con los taxistas de Lyon nadie sabe darme una respuesta. Lo que sí es cierto es la creación por parte de la editorial Debolsillo (universo Planeta) de una sugerente biblioteca Vila-Matas, en formato económico, como corresponde a estos tiempos de crisis. Prometen al menos catorce volúmenes y han comenzado con tres: Dublinesca, su última novela; Chet Baker piensa en su arte, recopilación de relatos y En un lugar solitario, donde se incluyen las cinco primeras novelas del autor.  Hay un cuarto tomo para septiembre en el que se recogerán los ensayos de Vila-Matas.  La intención es añadir material nuevo y que no se trate simplemente de una reedición más. Así en Chet Baker piensa en su arte aparecen relatos inéditos y En un lugar solitario cuenta con un extenso prólogo donde Vila-Matas culpa al servicio militar de sus inicios como escritor y de esa enfermedad que más tarde él denominaría El mal de Montano. Realmente no creo que la experiencia patriótica, el hastío cuartelario, influyera lo más mínimo en su vicio de escribir, como tampoco creo que se inventara las entrevistas cuando trabajaba para Fotogramas ni que Anthony Burgess le invitara a emborracharse para celebrar esa entrevista-ficción que el joven Vila-Matas le enseñó en un hotel de Barcelona.  Y sin embargo, no importa la verdad o la ficción, incluso cuando asegura contarnos su vida. Para Vila-Matas todo forma parte de un universo concéntrico, un mundo que se sostiene en la literatura verosímil, en el que él mismo es, sin duda, su mejor personaje.

Para los enamorados de Vila-Matas advertir que el día 27 de este mes, a partir de las 19horas el escritor estará en la librería Rafael Alberti, de Madrid, por aquello del día-semana del libro.

miércoles, 13 de abril de 2011

EL SÍNDROME DE MURAKAMI


Murakami comienza a dar signos de sufrir el llamado síndrome de Auster, enfermedad económico-narcisista que despierta en los autores que la sufren la irrefrenable necesidad de entregar a sus lectores el mayor número de obras posible en un solo año. Es un síndrome terrible para el lector, quien no da abasto ante tanta narrativa, y mucho peor resulta para el escritor, puesto que esa abundancia autoimpuesta acostumbra a terminar en un maquiavélico todo vale. Y es así, todo vale. Novelas excelentes (una cada tres o cuatro años), novelas aburridas, novelas repetidas (la mayoría), obritas de teatro, guiones maltrechos de películas insufribles, novelas convertidas en cómic o libros que hablan sobre lo que uno quiere decir cuando habla de correr.
Hace unos meses Murakami nos ha sorprendido a todos con una auténtica machada, digna de todo un corredor de maratón como él. Ha publicado, instantáneamente, los dos primeros libros de una trilogía (Tusquets los ha editado en único tomo) y antes de que finalice el 2011 nos dejará leer el último libro de 1Q84. Puede que para el 2012 se atreva con una tetralogía o con la enciclopedia Larousse. Quién sabe. Supongo que la historia desarrollada en 1Q84 la tenía en mente desde hace años y la ha ido desarrollando lentamente al tiempo que se dedicaba a otras novelas y a otras carreras. Ninguna novela surge de la nada ni se crea después de un momento mágico de inspiración, incluso cuando alguien escribe una novela en una semana o una trilogía en un año, el proceso creativo viene de lejos, probablemente hace años que la idea da vueltas en la cabeza del escritor. Sin embargo, existe un pequeño riesgo cuando se tiene ese glotón síndrome Auster: uno puede olvidar que está escribiendo y aparecen las interconexiones extrañas entre la novela publicada en febrero y la siguiente, de temática completamente distinta, que aparecerá en octubre. Yo espero que en la trilogía 1Q84 no aparezcan adolescentes fanáticos del onanismo (eso es una obviedad, señor Murakami), ni chicas recatadas que esconden una fogosidad voraz y, sobre todo, que no se le cuelen más gatos que hablan para no decir nada.
Y me gusta Murakami, de verdad.