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miércoles, 21 de noviembre de 2012

TODO GELMAN



¿Cuánto ocupa un poeta? Según Seix Barral el poeta argentino Juan Gelman ocupa 13,3 x 23 centímetros y mil trescientas veintiocho páginas. Al menos eso es lo que ocupa su poesía, al menos su poesía publicada, la que el poeta quiere que leamos, todos sus versos desde 1956 hasta 2010, casi nada. Toda una vida, ochenta y dos años, lleva el argentino dándole al verso y a la lucha, toda una vida escribiendo poemas desde que le diera por plagiar a Almafuerte cuando era un niño que quería conquistar el amor de una jovencita, ella se fue, confiesa Gelman y yo me quedé con la poesía. Luego vino la necesidad del verso, un artículo de primera necesidad decía, la poesía social sin recurrir al discurso panfletario, la huida del peso de Neruda. Así llegó el tango que no es  una forma de caminar, como diría Borges, sino  una forma de conversar según la definición del propio Gelman. Más tarde tuvo que inventarse a Sidney West para poder seguir haciendo versos, reinventarse antes de perecer. La lucha, la guerrilla, los Montoneros, el exilio,  la muerte de su madre, la desaparición de un hijo, la recuperación de una nieta, la denuncia, el rechazo del indulto por su pasado montonero, me están canjeando por los secuestradores de mis hijos y de otros miles de muchachos que ahora son mis hijos, todo eso y más cabe en su poesía, toda su vida, la vida que ha querido contarnos en tantos y tantos versos. Este tipo de antologías suenan, a veces, a despedida, espero que no, espero que el poeta tenga cuerda y ganas para rato y que la próxima vez que Seix Barral quiera reeditar toda la poesía de Juan Gelman tenga que añadirle otras mil trescientas veintiocho páginas, espero que este volumen titulado Poesía Reunida sea como este otro que celebra el poeta:
 
En un libro de versos salpicado
por el amor, por la tristeza, por el mundo,
mis hijos dibujaron señoras amarillas,
elefantes que avanzan sobre paraguas rojos,
pájaros detenidos al borde de una página,
invadieron la muerte,
el gran camello azul descansa sobre la palabra ceniza,
una mejilla se desliza por la soledad de mis huesos,
el candor vence al desorden de la noche.
(La victoria, Juan Gelman)

lunes, 31 de mayo de 2010

NO DEJARSE MORIR

El 24 de marzo de 1977 escribió Carta abierta de un escritor a la Junta Militar, un día después desapareció en al avenida San Juan de Buenos Aires. Nunca más se le ha vuelto a ver. Parece ser que los últimos en saber de él fueron los de la Escuela Mecánica de la Armada, pero  esos sufren de amnesia crónica y no sueltan prenda. Algunos dicen que se defendió a tiros, que resistió hasta quedarse sin balas. Otros cuentan que usó la pastilla de cianuro que llevaba en su bolsillo desde los tiempos de militancia en Montoneros. Claro que los hay que afirman que se fugó a Brasil, donde camufló su identidad y acabó cansándose con una carioca. No necesitamos saber los detalles de su desaparición, los intuimos; en poco se diferenciará de lo sucedido a todos los que pasaron por la ESMA.

Rodolfo Walsh fue periodista, autor teatral y escritor de relatos. Destacan sus cuentos policíacos y sus investigaciones periodísticas. En el libro Operación Masacre desmantela la trama política de los fusilamientos de José León Suárez, ocurridos en Buenos Aires en 1956. Esta denuncia le acarreó numerosos enemigos políticos y militares, especialmente militares y todos sabemos que los militares acostumbran a no olvidar, salvo cuando se trata de desaparecidos.

Sobre su faceta de escritor él mismo dijo: Soy lento; he tardado quince años en pasar del mero macionalismo a la izquierda; lustros en aprender a armar un cuento, a sentir la respiración del texto; sé que me falta mucho para poder decir instantáneamente lo que quiero, en su forma óptima; pienso que la literatura es, entre otras cosas, un avance laborioso a través de la propia estupidez. Un gran consejo para los escribidores.

Juan Gelman afirmó sobre Walsh: su obra respira y late como un animal que aprendió a no dejarse morir.

La editorial Veintisiete Letras ha publicado esta primavera sus cuentos completos. Cuatro decenas de relatos entre los que destacan: Variaciones en rojo y Los oficios terrestres. Es una buena oportunidad para leer a Walsh y, así, no dejarle morir.